La terapia con Plasma Enriquecido en Plaquetas (PRP) es un procedimiento médico que utiliza la sangre del propio paciente para activar procesos de reparación celular. A partir de una pequeña extracción, se obtiene un concentrado con una alta densidad de plaquetas, rico en proteínas bioactivas y factores de crecimiento.
Estos componentes son responsables de estimular la producción de colágeno, elastina y otras moléculas que regeneran los tejidos y mejoran la salud de la piel. Al tratarse de un material autólogo, el PRP ofrece un alto nivel de seguridad y una mínima invasividad, reduciendo al máximo el riesgo de reacciones adversas. En este artículo conoceremos en que consiste este tipo de procedimiento que se aplica con éxito en centros como la Clínica Idermic de Terrassa.
Proceso de preparación del plasma
El PRP se obtiene siguiendo un protocolo clínico preciso que incluye varias etapas:
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Obtención de la muestra sanguínea: se extrae una pequeña cantidad de sangre, similar a la de un análisis convencional.
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Centrifugación y separación: mediante equipos especializados se aíslan los componentes de la sangre, diferenciando glóbulos rojos, plasma pobre y plasma enriquecido en plaquetas.
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Selección de la fracción útil: se conserva la parte con mayor concentración de plaquetas, que es la que aporta el beneficio regenerativo.
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Infiltración del plasma: se aplica en la zona deseada con microinyecciones indoloras, logrando que los factores de crecimiento actúen directamente sobre el tejido.
El procedimiento dura menos de una hora, se realiza en consulta médica y no requiere hospitalización.
Principales ventajas en medicina estética
El PRP es altamente valorado en dermatología y estética facial por los múltiples efectos que genera:
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Renovación de la piel y mejora de la luminosidad: aporta un aspecto uniforme y revitalizado.
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Disminución de arrugas superficiales: suaviza líneas de expresión en ojos, frente y labios.
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Refuerzo de la firmeza: la síntesis de colágeno confiere mayor tersura a la piel.
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Hidratación prolongada: mejora la capacidad de retención hídrica de los tejidos.
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Reducción de cicatrices visibles: ya sean de acné o quirúrgicas, el PRP ayuda a regenerar el tejido.
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Acción preventiva frente al envejecimiento: mantiene activos los procesos de renovación celular, retrasando el desgaste cutáneo.
Aplicaciones capilares del PRP
Más allá del rostro, el PRP se ha consolidado como un recurso esencial en tratamientos de regeneración capilar. Entre sus beneficios se destacan:
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Reactivación de los folículos pilosos: favorece el crecimiento en áreas debilitadas.
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Fortalecimiento de cada hebra capilar: el cabello gana grosor y resistencia.
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Control de la caída excesiva: prolonga la fase de crecimiento natural del pelo.
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Mayor densidad y volumen: el cuero cabelludo luce más poblado y vital.
En muchos casos, el PRP se combina con mesoterapia capilar o fármacos específicos para potenciar los resultados.
Otros usos médicos del PRP
Además de la estética, el plasma enriquecido en plaquetas tiene aplicaciones en diversas áreas clínicas:
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Medicina deportiva: acelera la recuperación de lesiones musculares y tendinosas.
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Traumatología: se emplea para reparar cartílago y ligamentos dañados.
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Odontología: favorece la cicatrización tras la colocación de implantes.
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Dermatología clínica: ayuda en el cierre de úlceras y heridas crónicas.
Procedimiento, seguridad y resultados del PRP
El tratamiento con Plasma Rico en Plaquetas se realiza de forma ambulatoria y no requiere hospitalización. La sesión dura entre 30 y 45 minutos y, aunque se emplean microinyecciones, las molestias son mínimas y suelen limitarse a un leve enrojecimiento o inflamación transitoria. La recuperación es inmediata, permitiendo al paciente reincorporarse a sus actividades diarias sin necesidad de reposo. Como cuidados básicos tras la aplicación, se recomienda evitar la exposición solar directa, el uso de maquillaje y la asistencia a saunas o piscinas durante las primeras 24 horas. El protocolo habitual incluye tres sesiones iniciales espaciadas entre 4 y 6 semanas, seguidas de sesiones de mantenimiento cada 6 a 12 meses según el estado del paciente.
En cuanto a la seguridad, el PRP presenta un perfil muy favorable al emplear material biológico propio, lo que reduce el riesgo de reacciones adversas. Sin embargo, no está indicado en personas con trastornos de coagulación, pacientes en tratamiento con anticoagulantes, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia y en aquellos con infecciones activas o inflamación en la zona a tratar. Una valoración médica previa es fundamental para descartar contraindicaciones y garantizar la eficacia del procedimiento.
Los resultados del PRP son progresivos y naturales. La piel mejora en luminosidad, elasticidad y firmeza, mientras que el cabello gana densidad y fortaleza, reduciendo su caída. No genera cambios bruscos ni artificiales, sino una optimización gradual de la calidad de los tejidos. Con un plan de sesiones de mantenimiento adecuado, este tratamiento se consolida como una de las técnicas más eficaces para rejuvenecer y revitalizar tanto la piel como el cabello de manera discreta y segura.